El Santo Grial es uno de los objetos más misteriosos y fascinantes de la historia y de la leyenda. Se trata de la copa o el plato que se utilizó en la Última Cena de Jesucristo, y que según algunas tradiciones, también recogió su sangre en la cruz. El Santo Grial ha sido objeto de búsqueda, veneración y controversia a lo largo de los siglos, y ha inspirado numerosas obras de arte, literatura y cine. Santo Grial de Valencia ¿Qué es el Santo Grial? El Santo Grial es un término que proviene del francés antiguo “san graal” o “san greal” , que significa “santo plato” o “santo vaso” . El origen de este término se remonta al siglo XII, cuando aparecieron los primeros relatos literarios que mencionaban el Santo Grial como un objeto sagrado y maravilloso, relacionado con la vida y la muerte de Jesucristo. Sin embargo, el concepto del Santo Grial es mucho más antiguo y complejo, y se ha ido enriqueciendo y transformando con el paso del tiempo y con la influencia de diversas culturas y tr
La producción pictórica de Julio Romero de Torres abarca desde paisajes hasta bodegones, pero sobres todo, fue un pintor de retratos de los que realizó más de 500.
Sin embargo, en otros museos como en el Carmen Thyssen
de Málaga también se pueden ver algunas de sus obras como La Buenaventura,
Feria de Córdoba o La monja.
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La mujer, los temas andaluces y el flamenco, pero sobre todo el desnudo femenino, van a caracterizar los lienzos de la última etapa creativa del pintor.
Sus primeros años
Sus primeros años
Julio Romero de Torres nació en
Córdoba (España) un 9 de noviembre de 1874 siendo uno de los ocho hijos del
también pintor Rafael Romero Barros quien había llegado a la ciudad, en 1862, como conservador del Museo de pinturas y se había
instalado en una vivienda, aneja al mismo, con su familia.
Este
ambiente social, cultural y especialmente artístico (estaban rodeados
de las salas del museo y las aulas de la Escuela y Conservatorio de Música, instaladas en el mismo recinto)
marcará la trayectoria de los miembros de esta familia, y también del pequeño
Julio.
Como director del Museo de Bellas
Artes de Córdoba, a los diez años, su padre le encauzará en su vocación
artística, cuyas dotes ya apuntaba, poniéndole bajo sus órdenes para el
aprendizaje de la técnica.
De esta forma, y en su afán por
aprender, el joven pintor conoció pronto todos los movimientos artísticos
dominantes de esa época en la ciudad. Pero poco a poco irá también acercándose a los ambientes
culturales de Madrid, de cuyos círculos más selectos llegará a formar parte con
el paso de los años, introducido por Valle-Inclán.
Ya en
estos primeros años de formación ligada al entorno familiar, comienza a recibir
tempranos reconocimientos a su labor como pintor. Con catorce años, se le
concederá el primero de los premios de su vida, de los muchos que tuvo: una
medalla de segunda clase en un certamen de la Escuela
Provincial de Bellas Artes.
A partir
de 1896, su actividad como pintor es constante, pero también como ilustrador de
diversas publicaciones periódicas, cartelista y docente 8será auxiliar de
colorido y Composición en la Escuela Provincial de Bellas Artes de Córdoba y en
1916 profesor de Dibujo del antiguo y Ropaje en lo que hoy es la Escuela de
Bellas Artes de San Fernando). En 1913 será nombrado vocal del patronato del
Museo de Bellas Artes de Córdoba y al año siguiente será nombrado ayudante del
director.
El 30 de
octubre de 1899 contrae matrimonio con la corbobesa Francisca Pellicer López
con la que tendrá tres hijos.
Su integración en la vida cultural de Córdoba va consolidándose en torno a la Academia
de Ciencias, Nobles Artes y Bellas Letras, al Ateneo y a
la Sociedad Económica de Amigos del País, y con la asistencia a las diversas
tertulias literarias y artísticas que se celebraban en la ciudad.
En 1915,
Romero de Torres se establece en la madrileña Carrera de San Jerónimo e instala
su estudio en el Palacio de Longoria, famoso edificio modernista
actualmente sede la Sociedad
General de Autores.
Sus
relaciones sociales se multiplican y diversifican. En 1923 la reina María
Cristina visita su estudio madrileño, como hizo su hijo Alfonso XIII, al año
siguiente, en su visita a Córdoba. También entonces se le concede la medalla de
la Cruz Roja.
Tras la
instalación en su estudio madrileño vuelve a las exposiciones nacionales, a las
que no concurría desde hacía varios años.
Hacia 1929 se acentúan los síntomas de su enfermedad hepática. Esto, junto a la
progresiva muerte de algunos de sus amigos más cercanos hacen mella en el ánimo
y en la salud y regresa a Córdoba para residir en la vivienda del Museo de Bellas Artes donde continuaba su familia.
Aun así,
Romero de Torres sigue llevando a cabo sus numerosos encargos, pero su delicado
estado de salud le hacen rechazar otros como el ofrecimiento del Ministerio de Instrucción de Bolivia
para dirigir, junto a su amigo Valentín de Zubiaurre, la Academia de Bellas Artes de Potosí.
Fallece
el 10 de mayo de 1930 en su casa de Córdoba.
Su obra
Las primeras obras de Romero de
Torres están marcadas por el iluminismo, pero su producción pasará por el
modernismo, el simbolismo y finalmente el realismo que expresa en sus paisajes
y bodegones, así como en sus obras de pintura social.
Sus obras están repletas de
simbolismo (sus paisajes se convierten en alegorías) y se caracterizan por un
estudio minucioso de cada elemento del cuadro y una gran precisión en la figura
humana. También se puede apreciar, según los expertos, precisión en las formas
y el dibujo (técnica que mantendrá toda su vida).
La luz de sus cuadros siempre es
suave en el ropaje y la piel de los modelos, aunque no así en los escenarios
que los dotará de una extraña luz y una poética artificiosa.
Paralelamente
a la pintura, también se dedicó a una actividad que gozó de gran interés entre
sus contemporáneos: el diseño de
originales para carteles Participó de la
corriente francesa del cartel como medio de comunicación publicitaria y realiza
una serie de obras en las que se integra en la nueva tendencia.
Su obra mística es una simbiosis
de religiosidad y paganismo, y está influida por los pintores barrocos del
XVII. Su particular interpretación de los pasajes evangélicos y bíblicos adquiere
una profana sensualidad que da origen a sus personales interpretaciones.
Su interés por el flamenco, el
cante y el baile, se
manifiesta en buena parte de sus pinturas, representando a artistas de la época
y símbolos esenciales de su tierra andaluza como, por ejemplo, la guitarra.
También tiene en su producción
artística obras en las que se puede apreciar su amor y apego a su ciudad,
Córdoba, donde se hacen protagonistas sus plazas, su río, sus monumentos y sus
costumbres.
Pero
Julio Romero de Torres era fundamentalmente retratista. Llevó a cabo más de 500
retratos, dedicándole a la mujer gran parte de esa producción. Llevó a sus lienzos a personajes del mundo de la política, de la
literatura, del espectáculo y de la sociedad, tanto a aristócratas como a
personas de las clases más populares. Pero donde el pintor alcanzaba su máxima
capacidad de creación era cuando no estaba limitado por el parecido del retrato
de encargo. Muchos de estos retratos son estudios de expresión.
En la última etapa de su vida,
sobre el retrato, predomina el desnudo femenino, realizando los lienzos más
emblemáticos de su trayectoria (La Chiquita Piconera,; Viva el pelo;
La Copla; La nieta de la Trini, Ofrenda al arte torero, Naranjas
y Limones o Contrariedad).
Su legado
Su legado
Cuando falleció Julio Romero de
Torres, su viuda, Francisca Pellicer y sus tres hijos, decidieron crear un
museo que albergase la producción pictórica del artista y dedicarlo así a su
memoria. Pero dicha producción se legaría a la ciudad de Córdoba con la condición
de que su acceso fuese gratuito (hoy la entrada es gratuita al público, si se
es ciudadano de la U.E).
De esta manera, el 23 de noviembre de 1931 se crea el
museo siendo inaugurado por parte del entonces presidente de la república,
Niceto Alcalá Zamora. Un año después se amplía y se reinaugura en 1936 tal y
como está ahora.
El grueso de las obras de Romero
de Torres, pues, se encuentran en este museo, donde se puede admirar el amplio
repertorio de cuadros que fueron donados por su familia, por coleccionistas privados
o comprados por el Ayuntamiento.
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